Las marcas en mi cuello
Ayer fue un día fenomenal pero hoy se ha llevado todo eso a la basura.
A muchas personas (los casos menos graves) que están internadas en este centro las dejan salir para que pasen navidad y año nuevo con sus familias y hoy era el día en que sus allegados podían venir a recogerlos así que habían muchos rostros nuevos por los pasillos de los dormitorios, la cafetería y hasta los salones de esparcimiento, fue imposible escapar de todas esas familias felices por reunirse.
Mi familia nunca ha celebrado la navidad ni año nuevo, para nosotros son fechas que van y vienen, se debe sobretodo a que nos hemos acostumbrado a no tener que esperar una fecha en específico para poder hacer ciertas cosas, si queremos viajar nos escapamos un fin de semana, si queremos tener una cena grande la hacemos cualquier día, si queremos estrenar lo hacemos en cualquier fecha del año y visitamos parientes muy seguido para saber como va todo, así que este ambiente festivo que se respira no es nada que me ponga nostálgica o triste y por lo mismo quería seguir realizando la pequeña rutina que he construido en este lugar pero fue imposible.
Las mesas estaban llenas, los juegos de mesa estaban todos ocupados, los dormitorios estaban llenos de gente ayudando a empacar a sus familiares y en las canchas y los parques había mucha gente hablando y jugando, incluso intenté ir a la sala de computadores pero el encargado no se encontraba en el momento, la situación empezó a ser estresante y hasta sentí un poco de fastidio por toda esa gente que no pertenecía al lugar, como si yo si lo hiciera, como si fuera mi hogar, se sentía como una visita no deseada.
A pesar de eso logre controlarme y calmar mis emociones, el hijo de Vanessa llego por ella y entre tomar el té y la platica todo fue mejorando... hasta que me dí cuenta como todos me miraban.
De mi intento de suicidio quedaron cicatrices en el cuello, al parecer la cuerda hizo mucha presión y me dejo su tatuaje en mi piel.
Desde que llegué aquí tengo prohibido mirarme al espejo, como no tengo acceso a mi celular no hay peligro de que me vea en una cámara y ahora que estoy utilizando los computadores el encargado antes de entregarme el pase pone cinta en la cámara y está siempre muy pendiente de que no la quite, un día que me dieron permiso para tomar mi teléfono (al cual también le pusieron cintas) Sebastián me dijo que como hacía para no mirarme en el reflejo de la pantalla, yo le dije que huía de ella, creo que él lo tomo como algo jocoso pero lo decía enserio, evito a toda costa que las pantallas se apaguen o que me alcance a ver en el reflejo de alguno de los aparatos. La razón para todo esto es que los doctores y yo misma sé que si me veo ahora, con las marcas en mi cuello puedo colapsar en un segundo, sé que no soportaría ver lo que me hice, sé que caería otra vez.
Es por todo esto que cuando me di cuenta que la gente me miraba de manera "extraña" me sentí como lo peor que le pudo pasar a la vida de mis padres, los pacientes del centro que están en zona ya se han acostumbrados y todos han tenido la amabilidad de no hacer preguntas pero sus familiares.... no tuvieron ni siquiera cuidado de disimular que les sorprendía. Cuando ya me sentí muy agobiada y decidí ir a recostarme un rato escuche a una pareja susurrar "que le pasó?" a lo que la mujer le respondía "no te parece que es obvio lo que hizo? se colgó bobo"
Ahora estoy muy asustada y triste, siempre he sido buena ocultando lo que me pasa pero ahora es imposible que no se note las marcas que me hice, espero que cuando me vaya de aquí ellas también se vayan, no quiero pensar en todo lo que tendré que maquillarlas si vuelvo y ellas siguen ahí, no quiero ni pensar en las preguntas que me harán, en las miradas que recibiré, todo esto me pone muy ansiosa.
Una enfermera se quedará conmigo esta noche porque Vanessa se fue y dicen que yo no debería quedarme sola, que no puedo, y creo que yo también lo creo, no quiero hacerme más marcas, ni en el cuello, ni en el corazón.
A muchas personas (los casos menos graves) que están internadas en este centro las dejan salir para que pasen navidad y año nuevo con sus familias y hoy era el día en que sus allegados podían venir a recogerlos así que habían muchos rostros nuevos por los pasillos de los dormitorios, la cafetería y hasta los salones de esparcimiento, fue imposible escapar de todas esas familias felices por reunirse.
Mi familia nunca ha celebrado la navidad ni año nuevo, para nosotros son fechas que van y vienen, se debe sobretodo a que nos hemos acostumbrado a no tener que esperar una fecha en específico para poder hacer ciertas cosas, si queremos viajar nos escapamos un fin de semana, si queremos tener una cena grande la hacemos cualquier día, si queremos estrenar lo hacemos en cualquier fecha del año y visitamos parientes muy seguido para saber como va todo, así que este ambiente festivo que se respira no es nada que me ponga nostálgica o triste y por lo mismo quería seguir realizando la pequeña rutina que he construido en este lugar pero fue imposible.
Las mesas estaban llenas, los juegos de mesa estaban todos ocupados, los dormitorios estaban llenos de gente ayudando a empacar a sus familiares y en las canchas y los parques había mucha gente hablando y jugando, incluso intenté ir a la sala de computadores pero el encargado no se encontraba en el momento, la situación empezó a ser estresante y hasta sentí un poco de fastidio por toda esa gente que no pertenecía al lugar, como si yo si lo hiciera, como si fuera mi hogar, se sentía como una visita no deseada.
A pesar de eso logre controlarme y calmar mis emociones, el hijo de Vanessa llego por ella y entre tomar el té y la platica todo fue mejorando... hasta que me dí cuenta como todos me miraban.
De mi intento de suicidio quedaron cicatrices en el cuello, al parecer la cuerda hizo mucha presión y me dejo su tatuaje en mi piel.
Desde que llegué aquí tengo prohibido mirarme al espejo, como no tengo acceso a mi celular no hay peligro de que me vea en una cámara y ahora que estoy utilizando los computadores el encargado antes de entregarme el pase pone cinta en la cámara y está siempre muy pendiente de que no la quite, un día que me dieron permiso para tomar mi teléfono (al cual también le pusieron cintas) Sebastián me dijo que como hacía para no mirarme en el reflejo de la pantalla, yo le dije que huía de ella, creo que él lo tomo como algo jocoso pero lo decía enserio, evito a toda costa que las pantallas se apaguen o que me alcance a ver en el reflejo de alguno de los aparatos. La razón para todo esto es que los doctores y yo misma sé que si me veo ahora, con las marcas en mi cuello puedo colapsar en un segundo, sé que no soportaría ver lo que me hice, sé que caería otra vez.
Es por todo esto que cuando me di cuenta que la gente me miraba de manera "extraña" me sentí como lo peor que le pudo pasar a la vida de mis padres, los pacientes del centro que están en zona ya se han acostumbrados y todos han tenido la amabilidad de no hacer preguntas pero sus familiares.... no tuvieron ni siquiera cuidado de disimular que les sorprendía. Cuando ya me sentí muy agobiada y decidí ir a recostarme un rato escuche a una pareja susurrar "que le pasó?" a lo que la mujer le respondía "no te parece que es obvio lo que hizo? se colgó bobo"
Ahora estoy muy asustada y triste, siempre he sido buena ocultando lo que me pasa pero ahora es imposible que no se note las marcas que me hice, espero que cuando me vaya de aquí ellas también se vayan, no quiero pensar en todo lo que tendré que maquillarlas si vuelvo y ellas siguen ahí, no quiero ni pensar en las preguntas que me harán, en las miradas que recibiré, todo esto me pone muy ansiosa.
Una enfermera se quedará conmigo esta noche porque Vanessa se fue y dicen que yo no debería quedarme sola, que no puedo, y creo que yo también lo creo, no quiero hacerme más marcas, ni en el cuello, ni en el corazón.
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| Edward Gorey |
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